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El Atlético de Madrid volvió a demostrar sus debilidades como visitante en la Champions League, al caer derrotado 4-0 ante el Benfica. El equipo rojiblanco se vio superado en todas las facetas del juego, incapaz de responder a los errores defensivos y sin capacidad para generar ocasiones claras.
A pesar de la millonaria inversión en fichajes y la confianza obtenida tras su triunfo en la primera jornada contra el Leipzig, el equipo de Diego Simeone mostró una alarmante falta de intensidad y cohesión. La alineación inicial, que incluía a Julián Alvarez, Griezmann y Correa, no logró imponerse y tras encajar el primer gol. Simeone intentó reajustar tácticamente sin éxito, llevando al equipo de un 5-2-3 a un 5-4-1.
El partido comenzó con una parada salvadora de Jan Oblak, pero los errores defensivos del cuadro colchonero fueron constantes, lo que permitió al Benfica adelantarse en el minuto 13 con un tanto de Arturkoglu y dominar el encuentro. Los cambios en el descanso, sacando a jugadores clave como Koke, Griezmann y De Paul, tampoco surtieron efecto. El equipo continuó mostrando una imagen débil y desconectada.
El Atlético no tuvo respuesta ni en defensa ni en ataque y su único "remate" fue un centro que golpeó el larguero. Para colmo de males, un penalti revisado por el VAR y transformado por Di María sentenció definitivamente al equipo que cayó en barrena.
El tercer y cuarto gol del cudro luso llegaron como resultado de una defensa mal organizada y errores individuales. Bah y Kokcu aumentaron la humillación rojiblanca, y el Atlético se mostró incapaz de reaccionar. Esta derrota deja al equipo en una posición comprometida en el grupo, con tres partidos fuera de casa aún por jugar y la clasificación en serio peligro si no mejoran su rendimiento a domicilio.