Intentando desconectar de esta actualidad se centra en el deporte aun siendo perseguido por las cámaras.
Durante todos estos días se ha hablado mucho de la educación tan exquisita que ha demostrado tener Pablo Urdangarin ante las cámaras de los medios de comunicación tras la polémica originada con las fotografías de su padre con Ainhoa Armentia. Educado, respetuoso, serio y sincero, esos han sido los calificativos que se han utilizado para definir la actitud del joven.
En mitad de esta polémica, ya hemos visto a Pablo inmerso en su equipo de balonmano, con sus compañeros e intentando desconectar de esta actualidad que ha arrasado por completo su vida y la de sus hermanos. También a Juan Valentín hace unos días y se mostraba igual de atento y educado que Pablo, asegurando que solamente pedían respeto para estos momentos tan delicados.
En este caso, este sábado Pablo Urdangarin se ha dejado ver en el partido de balonmano de Barça B contra Finestrelles Sc Handbol Esplugues. Con el número setenta y siete en la espalda, el hijo de Iñaki Urdangarin pedía al equipo técnico que le ayudaran con unas molestias en su gemelo derecho. Demostrando su saber estar, Pablo saludaba a todo el equipo técnico y compañeros antes de tocar la portería como parte de su ritual previo al partido.
El hijo de la Infanta Cristina conseguía anotar más de tres goles para su equipo. Eso sí, estuvo un rato en el banquillo, esperando junto a otro de sus compañeros, mostrando su compañerismo, ayudando a un contrincante lesionado a levantarse del suelo. Finalmente, ha ganado el equipo del Barça y Pablo terminaba saludando al equipo contrario junto al resto de sus compañeros.